sábado, 12 de septiembre de 2009

NUESTRA AMÉRICA


América es territorio desconocido para la mayoría de americanas y americanos. Al contrario de nuestro antepasados, abridores de caminos para ver más allá, hemos sido sometidos a las barreras erigidas por la codicia o las que hemos ayudado a construir impelidos por nuestros prejuicios nacidos del miedo.

Hoy, cuando el impetuoso huracán globalizante amenaza arrasar los rasgos mestizos, negros y blancos distintivos de nuestra identidad que suena con riquísima polifonía, es imperativo reunirnos antes que el silencio o la indiferencia sean la única respuesta frente a la uniformidad del mal. Somos culturas que se han construido en su singularidad con el acento que les dieron dioses de nombres diferentes, pero nacidos en lagos encajados en cerros parecidos y circundados por vientos semejantes.


Por ese pasado del cual venimos, mujeres y hombres de América, sentimos la necesidad de visitarnos y sentarnos a beber el mate, el café o el cacao que hacen fluir los cantos, la solidaridad y los buenos propósitos. Es propósito, por ejemplo, preguntarnos: si nos es hora de que la expresión “América para los americanos”, que sintetiza la conocida como Doctrina Monroe, recobre el sentido anticolonialista que originalmente le fue asignado por sus autores Monroe y Adams?.


América es de quienes nacimos aquí y la habitamos, desde los hielos de Alaska hasta la vastedad de los espacios del Sur; desde los territorios donde están países renombrados hasta aquellos que no aparecen en nuestro imaginario, pareciéndonos exóticos, como Paramaribo o Territorio Guyanés. Esta es, según entrañable expresión de Martí, Nuestra América. La tierra que nos alimenta y nos acoge. El espacio propicio para la realización de nuestras vidas y para la ternura con que hemos de seguir recibiendo a las y los que llegan.


Esta es Nuestra América; Nuestra ABYA YALA!

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